La ciudad de Valencia es esencialmente industrial. Sin embargo, oculta un centro con algunos monumentos muy interesantes. Es el momento de abandonar nuestros prejuicios y poner a prueba nuestra curiosidad y capacidad de asombro.
Con lo primero que tropieza la vista es con las Torres de Serrano, situadas en la Plaza de los Fueros. Este monumento es una puerta fortificada, realizada en 1238 y compuesta de dos vueltas. Es un vestigio de las murallas que protegían la ciudad de Valencia. Desde ahí, por la calle Serranos llegamos a la plaza de la Virgen. Dos monumentos se clavan en nuestras retinas. Comenzamos por el Palau de la Generalitat que acoge el gobierno autónomo de la Comunidad Valenciana. A continuación, visitamos la Basílica de la Virgen de los Desamparados que alberga la estatua de la patrona de Valencia.
La siguiente cita es en la plaza de la Reina, de la que estamos muy cerca. Resulta muy interesante visitar la catedral por dos motivos: ver la confluencia de estilos arquitectónicos y su cáliz, presentado como el auténtico Santo Grial… Hechas estas incursiones culturales no nos queda más remedio que degustar una auténtica paella, la especialidad de Valencia.